Cuando el cielo y la tierra entrelazan cada cual su soplo de vida y el sol calienta el resplandeciente punto exacto donde lo divino toca lo mortal, naciste tu.
Ocurrio el dia de tantos en el que cada parte se integró y con el suspiro supremo que se te fue entregado obtuviste el don de vivir y llegaste a éste mundo para iluminar los deseos de muchos y marcar las vidas de tantos. Tu primer suspiro cargado talvéz de lágrimas y múltiples sensaciones extrañas, ese suspiro que lleno tus ojitos con cristalinas gotas te recordó que no todo sería fácil y que de vez en vez deberías volver a inundar tu mirada, pero no solo para eso sirve este vivir. Mas debes recordar que no debes abusar y que esas lágrimas que aquel día surgieron se sepan quedar en su lugar.
Veniste a este mundo para preservar el más puro sentimiento que se aloja en cada persona; estás aca para enseñar a disfrutar lo bueno que la vida te da; veniste a demostrar que la bondad, la ternura y el cariño se mantienen a pesar de la adversidad; veniste a llenar de felicidad la vida de muchos; veniste a hacer más liviana la carga de quienes marchan cansados con sus pesares; veniste a enseñar a personas como yo que en lo sencillo se aloja la magia de la vida.
Hace solo un par de años cuando tu llanto resonó en aquella fría y cegadora sala, ese preciso día fue el que Diosito decidió mostrar al mundo de la maravilla que era capaz....Y sí que lo supo demostrar... Ese día naciste TÚ!
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