sábado, 3 de julio de 2010

Corriendo por la avenida viene un pequeño, con manos llenas de ilusión y en su mente se forma un mundo coloreado con crayolas... Sus ropas son como las de cualquiera, su cara pinta una bonita sonrisa y su mirada cristalina se posa sobre el portal de su casa.

Al llegar ahi, toma entre sus brazos aquella vieja guitarra de juguete que le habían obsequiado tiempo atrás... Toma una buena porción de aire, cierra sus ojos y busca entre los laberintos coloreados de su mente aquel que le llene de alegría. Una vez encontrado, sus manos se agitan arriba y abajo sobre las viejas cuerdas mientras un sonido quebradizo sale de estas, pero no importa, sabe que algún día ese ruido será melodía para los oidos de alguien, y sus cuerdas transmitirán el dulce sentimiento que cada día es abonado cuando sale el sol.

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